Existen muchos modelos de relaciones afectivo-sexuales entre dos personas, casi tantas como parejas, pero en una relación de pareja que aspira a ser estable y continuada en el tiempo hay una serie de características que, desde mi punto de vista, tiene que tener si se busca que dicha relación sea duradera.
Pilares sobre los que ha de construirse una relación
Las características o pilares sobre los que ha de construirse una relación estable son tres:
- Un proyecto de vida en común
- Una relación afectiva-sexual placentera
- La comunicación, como base de la relación
Veamos con más detenimiento cada una de las características señaladas:
El proyecto de vida en común es el hilo conductor de la relación, y conforme el tiempo pasa, ha de actualizarse según los intereses de la pareja.
A veces ocurre que los intereses cambian con el paso del tiempo y lo que era motivador y unía a la pareja, deja de serlo porque cada uno quiere o busca un camino diferente que no es compatible con el proyecto que en su momento les unió. Para recuperar un proyecto que convenza a ambos, han de negociar y ver qué les sigue uniendo y es central en sus vidas.
También es posible encontrar un equilibrio en el crecimiento y que tenga la fuerza suficiente para mantener esa relación y salga reforzada de la crisis. En otras ocasiones, el crecimiento de ambos es tan distinto del proyecto original que no es posible seguir viviendo juntos por llegar a tener posturas irreconciliables, se han convertido en dos extraños el uno para con el otro.
La segunda característica o pilar de la relación duradera es una relación afectiva-sexual placentera.
Según pasa el tiempo todas las relaciones han de adaptarse a los cambios necesarios que toda relación sufre. La fase de enamoramiento deja paso a una relación más tranquila, sin la fogosidad de los encuentros sexuales del inicio de la relación, pero a veces evoluciona a una sexualidad más reposada lo que no significa que sea rutinaria y aburrida.
Para todas las parejas es una nueva oportunidad para seguir conociéndose y descubrirse a sí mismos. En esta fase de madurez en la relación, algunas parejas buscan fuera de la pareja aventuras con otras personas ya sea porque se ha cruzado otra persona, ya sea porque los ritmos de la frecuencia de las relaciones sexuales han cambiado y han perdido interés el uno por el otro. Si hay diferencias insalvables o que viven como insalvables a veces toman la decisión de separarse y/o divorciarse.
Por último, la tercera característica o pilar de la relación: la comunicación
Este pilar es muy importante pues es lo que hace que cualquier malentendido se pueda hablar y solucionar. La comunicación ha de ser siempre sincera y ha de hacerse diariamente. Si una pareja que comparte la vida no se deja espacios para comunicarse, para analizar los problemas que tienen y buscan juntos una solución, esa relación está abocada al fracaso. Hoy, con las prisas que llevamos, no dejamos espacios para dialogar y compartir donde realmente nos comuniquemos expresando cómo nos sentimos, cómo ha sido nuestro día a día.
Si tenemos una relación estable y queremos que crezca con el paso de los años, hemos de observar y analizar cómo están los pilares que la conforman, y con humildad y honestidad, corregir si veo dónde no estoy dando lo mejor de mí para que esta relación crezca y sea cada vez más sólida y fructífera y no una relación aburrida y abocada al fracaso.
No existe una varita mágica para resolver la gran cantidad de retos y problemas que una vida en común trae, pero si uno revisa estos tres pilares y ve en conjunto lo que cada aspecto tiene, será más probable que la relación sea más placentera.
No olvides que está en tu mano lo que tú pones en esa relación, y que tú decides lo que priorizas en tu vida. Y lo puedes hacer de una manera consciente o inconsciente. Mira con atención y decide qué quieres poner y cómo lo quieres hacer.